La violencia sexual infantil tiene consecuencias profundas en la salud mental y física de las víctimas, y puede incrementar la probabilidad de que reproduzcan conductas abusivas en la adultez. De acuerdo con Aida Martínez Jiménez, profesora del departamento de Salud-Enfermedad como Proceso Individual Colectivo, del Centro Universitario de Tlajomulco, se trata de un tipo de violencia compleja que refleja la pérdida de valores y que ha sido naturalizada a lo largo de generaciones.

Dijo que este abuso combina perversión y ejercicio de poder, ya que los agresores tratan a los niños como objetos, creyéndolos de su propiedad. La diferencia de edad provoca que los menores no comprendan lo que ocurre, lo que genera miedo y silencio, mientras que en algunos casos los adultos minimizan o no creen s

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