LIMA (AP) — Miles de jóvenes peruanos marcharon el miércoles para exigir la renuncia del presidente interino, José Jerí, y de los legisladores, además de la derogación de leyes que, según creen, favorecen la delincuencia. Casi a medianoche, las autoridades reportaron la muerte de un civil y al menos 100 heridos, la mayoría de ellos policías.

Los manifestantes, entre los que había organizaciones autodenominadas Generación Z, quemaron frente al Congreso un violín gigante de cartón cubierto por una banda presidencial y lanzaron fuegos artificiales a la policía, que respondió con gases lacrimógenos y perdigones, según presenció The Associated Press.

Aunque la Generación Z se corresponde con menores de 30 años, las protestas en Perú incluyen también a sindicalistas y familiares de civiles muertos en las manifestaciones de 2022 y 2023.

La Defensoría del Pueblo confirmó que el cantante de hip hop Eduardo Ruíz, de 32 años, llegó muerto a un hospital de Lima con una herida de bala, mientras que 24 manifestantes más sufrieron contusiones. El ministro del Interior, Vicente Tiburcio, indicó que había 80 policías heridos. Seis periodistas recibieron el impacto de perdigones y otros cuatro fueron agredidos por la policía, según la Asociación Nacional de Periodistas.

La víspera, Jerí nombró primer ministro a Ernesto Álvarez, un exjuez ultraconservador activo en redes sociales que cerró sus cuentas en X e Instagram antes de juramentar. Álvarez dijo que la Generación Z peruana es una “banda que quiere tomar por asalto la democracia” y que no representa a la juventud que estudia y trabaja.

El primer ministro también afirmó que esta generación es “heredera” del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, un grupo peruano al que Estados Unidos calificó como terrorista hasta 2001. Además, apuntó que “la violencia en la protesta es reprimible para restablecer el orden”.

El presidente lamentó la muerte del manifestante. Álvarez no se ha pronunciado al respecto.

Algunos manifestantes llevaban banderas negras con un símbolo del anime japonés “One Piece” —una calavera pirata con un sombrero de paja—, como ocurrió en protestas similares contra los gobiernos de Nepal, Madagascar, Filipinas, Indonesia y Marruecos.

En una plaza de Lima donde suelen celebrarse protestas, el electricista David Tafur, de 27 años, cubría su espalda con la bandera negra. “El caso mío es la indignación por el abuso de autoridad, la corrupción, las muertes”, manifestó, y recordó cómo las cifras de asesinatos subieron de 676 casos en 2017 hasta 2.082 en 2024.

Tafur dijo que decidió acudir a la manifestación luego de enterarse de la convocatoria en TikTok, y señaló que sintió cautivado por la historia del pirata Monkey D. Luffy, un personaje del anime japonés que se enfrenta a gobiernos corruptos.

“Luchamos por lo mismo, contra los corruptos, que además aquí son asesinos”, declaró recordando que el gobierno de la expresidenta Dina Boluarte se mantuvo en el poder desde diciembre de 2022 pese a más de 500 protestas en su contra y 50 manifestantes muertos.

Boluarte fue destituida el viernes luego que los principales partidos en el Congreso le retiraron el apoyo a falta de medio año para las elecciones generales, en las que se elegirá a 130 diputados, 60 senadores y un nuevo presidente. Jerí, un legislador de 38 años, la reemplazó de forma interina.

En la misma plaza limeña, otros levantaban carteles que decían “Protestar es un derecho, asesinar es un delito”. Una mujer llevaba un letrero con la frase “De una asesina a un violador, la misma porquería” para criticar el cambio de gobierno.

Jerí era el presidente del Congreso y había llegado al puesto luego de un acuerdo entre los principales partidos, que apoyaron a Boluarte durante todo su gobierno. Por ese motivo, varios expertos lo consideran una continuación del gobierno de la expresidenta.

Pero las críticas contra Jerí se han incrementado también porque enfrentó una investigación por presunta violación tras ser denunciado por una mujer. La fiscalía archivó la pesquisa en agosto, pero continúa para otro hombre que acompañaba a Jerí el día en que habrían ocurrido los hechos. En la protesta, más de 20 mujeres vestidas con camisetas blancas y faldas rojas gritaban “El violador es Jerí” o "Jerí es violín", en referencia a una jerga en la que violín significa violador.

Los manifestantes también criticaron que, mientras fue legislador, Jerí votó a favor de al menos seis leyes que, según sostienen, debilitan la persecución de la delincuencia. Esas normas eliminan la detención preliminar en casos sin flagrancia, impiden procesar a partidos políticos como grupos criminales, elevan los requisitos para confiscar bienes a grupos delictivos y dificultan la colaboración eficaz y los allanamientos.

En la ciudad de Juliaca, Judith Cruz, una estudiante de 23 años, dijo a reporteros que marchaba por todos los jóvenes.

“Defendemos tus derechos para que no te amenacen cuando quieras tener un emprendimiento”, indicó llamando la atención sobre el repunte en las extorsiones, que aumentaron de 2.305 en 2020 hasta 21.746 en 2024, según la fiscalía.

"También queremos que dejen de criminalizar las protestas", añadió Cruz.

Las manifestaciones de la Generación Z de Perú empezaron hace un mes y se caracterizaron por celebrarse los fines de semana. En un principio pretendían cambios en la ley de pensiones, que obligaba a los más jóvenes a realizar aportaciones, lo cual reducía aún más sus escasos ingresos.

Finalmente, el Congreso anuló los aportes obligatorios para los jóvenes.

“Luego del tema de las pensiones llegaron varios malestares detrás, que tienen que ver con la inseguridad, con cómo se ha ido destrozando la capacidad estatal en el Perú y con la corrupción”, apuntó Omar Coronel, profesor de sociología de la Pontificia Universidad Católica de Perú, que estudia las protestas.

Coronel indicó que los jóvenes de la Generación Z en Perú no están ideologizados, suelen informarse en las redes sociales, y rechazan profundamente a las élites autoritarias.