El aumento de los impuestos al licor en Colombia no solo impacta la economía: también abre la puerta al contrabando y a tragedias evitables. Tras el reciente caso en Barranquilla, donde once personas murieron por consumir alcohol adulterado, Prolicores hace un llamado a beber con conciencia, exigir legalidad y repensar sobre la salud pública y la cultura del país
En Colombia, tomarse un trago nunca ha sido solo cuestión de gusto. Es un gesto social, un acto identitario, una forma de reconocerse entre otros. Pero en los últimos meses ese gesto ha comenzado a adquirir un matiz peligroso. El consumo de licor ilegal, muchas veces impulsado por el aumento de impuestos, está dejando un saldo de tragedias que el país no puede seguir ignorando.
El caso más reciente ocurrió en Barranquilla, donde