En diplomacia, el momento oportuno lo es todo, y el Kremlin parece haber calculado a la perfección su última y larga llamada telefónica con la Casa Blanca (la octava en los últimos ocho meses).

Mientras el presidente de EE.UU., Donald Trump, se dispone a reunirse con el líder de Ucrania, Volodymyr Zelensky, en Washington, y sopesando públicamente los riesgos de suministrar a Kyiv misiles de crucero Tomahawk de largo alcance, los funcionarios rusos describieron la llamada que iniciaron como “positiva y productiva” y “celebrada en una atmósfera de confianza”.

De hecho, fue una comunicación de casi dos horas y media por parte del presidente Vladimir Putin, un intento de último momento por frenar de golpe toda esas peligrosas declaraciones de Trump sobre un potencial cambio radical que podrí

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