Es natural celebrar el fin de las hostilidades entre Hamás e Israel. Las familias de los rehenes comienzan a reencontrarse con sus seres queridos —o con sus restos—, y los habitantes de Gaza pueden al menos empezar a imaginar la reconstrucción. Desde Washington, ya se esboza algo como un “Plan Marshall” para la franja: reconstrucción, ayuda humanitaria y promesas de un nuevo comienzo.
Pero esta paz no equivale al 1945 de Oriente Medio. A diferencia de la Alemania derrotada, aquí no hubo rendición, ni siquiera presencia formal de las partes en la ceremonia de Sharm el-Sheikh. Hamás no ha sido desmantelado; al contrario, parece convencido de que el precio del ataque del 7 de octubre valió la pena. El masacre de israelíes, y la guerra que desató posteriormente, fracturó la legitimidad de Isr