Con Morena se repitió la vieja conducta mexicana: mientras reparta dinero las mayorías simularán que no ven la corrupción y seguirán apoyando electoralmente.

Probablemente en ningún otro lugar del mundo la ciudadanía reprueba en numerosas áreas de la administración pública a un partido en el poder, pero al mismo tiempo califica con una alta aprobación al titular del Gobierno. Bueno, esto sucede en México. Lo vimos en los tres últimos años de López Obrador y ahora lo vemos con Claudia Sheinbaum. Esto que parece una esquizofrenia de criterios, tiene que ver con una muy particular visión mexicana de ver la política.

El antiguo inquilino de Palacio Nacional y ahora residente en Palenque, según el diario El Financiero, el último día de su gobierno tuvo una aprobación de 63.3 por ciento; el pr

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