“ Mi hijo estaba gravemente herido y no tenía esperanzas que se recuperara, ya que incluso su hígado estaba hecho pedazos ”, cuenta Fátima , madre de un paciente ingresado en el centro de trauma de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz, Afganistán, en julio de 2025. “El personal del hospital hizo todo lo posible para ayudarlo a recuperarse, cuidándolo día y noche. Estoy agradecida porque tenemos este hospital”.
Sin embargo, casi diez años antes, en la noche del 3 de octubre de 2015, durante más de una hora, el centro de traumatología de Kunduz fue objeto de intensos y prolongados ataques aéreos estadounidenses. El edificio principal del hospital, que albergaba la unidad de cuidados intensivos, las salas de emergencia, el laboratorio, los rayos X, el departamento de pacientes ambulator