Cuando un progenitor no acepta a la pareja de su hijo adolescente suele haber detrás una mezcla de miedo y pérdida de control. El problema, además, es confundir la preocupación con la vigilancia
Dice un refrán que “ en la crianza los días son muy largos y los años muy cortos”. Quien es padre, lo sabe. Un día los hijos te acompañan incluso hasta el baño y, de repente, gruñen porque has entrado en su cuarto sin llamar o porque te has ido del mismo sin cerrar la puerta. En un abrir y cerrar de ojos, pasan de ser absolutamente dependientes de tus cuidados a hacerlo de sus amigos. Y es en esta etapa cuando suelen llegar los primeros amores.
Una investigación de 2025 del Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (LAECOVI) de la Universidad de Córdoba, basado en