Desde su estreno el pasado sábado en el festival de Sitges, La hermanastra fea se posicionó de inmediato como una de las favoritas a entrar en el palmarés de la 58ª edición. Y así ha sido. La ópera prima de la noruega Emilie Blichfeldt, una versión feminista y retorcida de horror corporal sobre el cuento clásico de La Cenicienta, se ha alzado como mejor película. Es la cuarta vez que una directora gana en este certamen tras Surveillance, de Jennifer Lynch (2008), La invitación , de Karyn Kusama (2015) y El baño del diablo (2024), de Veronika Franz y Severin Fiala.
El filme, que ya está disponible en la cartelera, es una comedia de época negrísima y perturbadora sobre la presión estética y los monstruos que crea, siguiendo la estela de la impactante La sustancia , de la francesa