
Cantabria es infinita... en paisajes, acantilados, bocadillos de tortilla y también en playas que, si no fuera por el fresquito del norte, podrías confundir con alguna cala caribeña. Arena fina, aguas turquesa, dunas salvajes, pinares junto al mar... Lo tienen todo, excepto temperaturas tropicales. Aquí te dejamos una selección de esas playas cántabras que parecen del Caribe , pero donde una sudadera nunca sobra.
Playa de Covachos (Soto de la Marina)
Pequeña, salvaje y con una lengua de arena que conecta con un islote. El agua cristalina y el entorno virgen la convierten en una joya escondida. Eso sí, accede con cuidado: la bajada es empinada y no apta para todos.
Playa de Langre (Ribamontán al Mar)
Rodeada de acantilados verdes y abierta al mar, Langre es una de las favoritas entre surfistas y amantes del paisaje salvaje. Sus aguas limpias y la luz que se filtra en los días claros hacen que parezca una postal del trópico... si no fuera por el viento del Cantábrico.
Playa de Oyambre (entre Comillas y San Vicente)
Una de las más grandes y fotogénicas de Cantabria. Tiene dunas, monte bajo, marismas y vistas a los Picos de Europa en días despejados. Es un rincón de postal que mezcla montaña y playa como pocos lugares en España.
Playa de Mataleñas (Santander)
Escondida entre acantilados y con acceso solo a pie, Mataleñas es una playa urbana con alma de paraíso remoto. Su agua es tan clara que cuesta creer que estés a minutos del centro de la ciudad. Perfecta para ir en plan tranquilo y con cámara en mano.
Playa de Berria (Santoña)
Larga, abierta, con arena dorada y un entorno natural que parece hecho para una película. En los días sin viento, sus aguas pueden ser tan transparentes como en cualquier cala caribeña. Ideal para pasear, hacer surf o simplemente respirar.
Playa de La Arnía (Piélagos)
Famosa por su paisaje geológico único, con formaciones rocosas que parecen salidas de otro planeta. Sus aguas cambian de azul a verde según la luz del día, y aunque es pequeña, su belleza es desproporcionada. Suele ser tranquila fuera de temporada.
¿Caribe? No, Cantabria con carácter
Puede que no tengamos palmeras ni cócteles con sombrilla, pero en estas playas encontrarás algo que envidiarían en cualquier isla: paisajes salvajes, aire limpio, poca masificación y una belleza que no cansa nunca . Y sí, quizá haga falta una sudadera, pero el norte tiene su encanto... incluso cuando sopla el viento.
No te olvides la toalla. Ni la chaqueta.