Lleva tiempo el frío instalado en la Ciudad Deportiva más allá de la temperatura ambiente. Los temblores se suceden en unas instalaciones en las que el Real Zaragoza escenifica el miedo que va envolviendo la atmósfera ante la grave crisis que azota a un equipo hundido en cuerpo y alma y con un aspecto cadavérico, como si ya tuviera los días contados.

La palidez se apoderó también de la primera sesión tras la debacle ante la Cultural (0-5). El entrenamiento fue el habitual tras los partidos, con los titulares, salvo Juan Sebastián, sin aparecer por el campo, y con los suplentes realizando ejercicios con balón destinados al toque rápido y al movimiento constante. Eso sí, pocas palabras y caras largas como evidencia de que la cosa es seria.

Solo quebraba el silencio la voz de Larraz dir

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