Pocos días antes de la segunda vuelta en Bolivia , el 19 de octubre, arrecia la escasez de combustible. La gente llega incluso a dormir dentro de su vehículo para poder repostar. "Las filas son infinitas. Aquí en La Paz son de horas y horas, y en el campo la gente pasa tres o cuatro días. Los camiones que se necesitan para transportar productos no tienen diésel, y eso para el ciclo económico”, dice a Deutsche Welle Christina Stolte, directora de la oficina en Bolivia de la Fundación Konrad Adenauer, cercana a los democristianos alemanes.
"En la ciudad de Santa Cruz hay dificultades para ir a trabajar, para ir a la escuela. Es un desastre, porque mucha gente no consigue gasolina ni haciendo cola. Tampoco diésel, que alimenta el transporte público y la maquinaria agrícola”, relata, por