Hollman Morris le habla al Presidente con tono adusto, como si fuera cierto que está ahí para entrevistarlo. “El positivo de su imagen aumenta,” —dice levantando una ceja— “¿y eso usted lo cifra en esa capacidad que tiene, como ningún otro Presidente, de hablarle al pueblo colombiano a través de…”. No alcanza a terminar porque Petro lo interrumpe: “Un don, se llama un don comunicacional, que, pues, seductor; trato de explicar de mi corazón y de mi conocimiento lo que veo de la realidad colombiana”.
El presidente está convencido de que está tocado por la gracia del destino para hablar, y eso es lo que hace día y noche, en prosa mal escrita y discursos agobiantes: hablar en vez de gobernar. El periodista nos quiere hacer creer que lo que hace es el periodismo que ningún medio masivo se atre