Por Laura Méndez

De la Redacción de

El Tiempo

El punto inicial del evento fue un desfile de colores y ritmos que recorrió el Parque transformando la tarde en una pasarela de identidades compartidas. Banderas, trajes y tradicionales se combinaron con la música en vivo para crear una atmósfera dinámica y contagiosa.

Tras los discursos, la programación artística desplegó una diversa gama de números: intervenciones de música folclórica y tradicionales. Cada número aportó una mirada particular sobre la identidad local y la influencia de las múltiples colectividades que conviven en la ciudad.

El público, que llenó cada rincón del parque, respondió con entusiasmo, acompañando los ritmos, aplaudiendo con calidez y dejando fluidas las conversaciones que, entre actuación y actuación, reforzaron

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