La victoria de Universidad Católica por 3-0 sobre Everton en el estadio Sausalito se vio empañada por un incidente violento. Al final del partido, un grupo de hinchas del equipo ruletero invadió el campo, enfrentándose a los jugadores y agrediendo a algunos de ellos. El defensa Diego Oyarzún y el portero Ignacio González fueron atacados, este último se encontraba en el suelo tras un choque con Fernando Zampedri. La situación se tornó caótica cuando los hinchas también confrontaron al personal de seguridad, lo que llevó a la intervención de Carabineros para dispersar a la multitud. En la zona mixta, el delantero Rodrigo Piñeiro expresó su decepción: "Lamentable. Recibieron golpes mujeres, eso nos duele mucho. Es difícil gestionar las emociones con los hinchas, hay que entender el enojo, pero ojalá no pase más". Piñeiro también se refirió a la escasa asistencia al partido, con solo 6,000 espectadores presentes, y sugirió que el alto precio de las entradas podría ser un factor. "Tenemos que cuidar al hincha en estos momentos. No me voy a meter en las decisiones del club, pero ojalá se puedan bajar y pueda venir más público", añadió. La directiva de Everton reaccionó ante la invasión de los hinchas, condenando los actos de violencia en un comunicado. Afirmaron: "Nos ponemos a disposición de las autoridades para entregar todos los antecedentes y colaborar en la sanción de los responsables". Además, enfatizaron que estos actos no representan los valores del club y reafirmaron su compromiso con la seguridad de todos los involucrados en el fútbol. Con esta derrota, Everton se mantiene en el 12° lugar de la tabla, solo dos puntos por encima de la zona de descenso, lo que añade presión al equipo en las próximas jornadas. El entrenador Mauricio Larriera lamentó la falta de regularidad en el rendimiento del equipo y la dificultad de jugar con un jugador menos. "Tenemos que corregir muchos errores, hacerlo con uno menos es muy difícil", concluyó.