Una cosa es renovarse y otra es pasarse de modernidad. Parece que cuando alguien llega a un cargo tiene que deshacer o difuminar el legado anterior, ya sea para marcar territorio (independientemente de si lo que se encuentra estaba bien hecho o no), para que se hable más del quién que del qué (como los nombres de las consejerías que modifican cada dos por tres) o quizás también para despistar al personal (quien dice despistar, dice desnacionalizar). Diseño de minimalismo, lo llaman, y tanto han querido simplificar líneas y colores que vamos quedando desnudos y diluidos . Nos estamos topando con eso, como si fuera una pequeña plaga, en tres estructuras de Estado que van perdiendo sábanas a cada lavado: TV3, la Generalitat de Catalunya y el Ajuntament de Barcelona.
Las tres instituciones,