En los rincones más silenciosos de la geografía conquense, donde el invierno cubre las calles vacías de soledad, la esperanza vuelve a abrir puertas. La infinita lucha contra la despoblación ha encontrado un poderoso aliado en las historias que se forman a base, no de estadísticas, sino de personas.

Ejemplos como el de Victoria Bautista, que, junto a su familia, ha cruzado océanos y culturas para encontrar, en un pequeño pueblo de Cuenca un lugar donde vivir, y un verdadero hogar donde empezar de nuevo.

Victoria, de origen mexicano y alemán, ha recorrido el mundo como «nómada incansable». Estados Unidos, Abu Dhabi, Corea, Zambia o Bali forman parte de su hoja de ruta, pero ha sido en La Huérguina, un municipio de apenas 20 habitantes, donde ha decidido echar raíces con sus hijos, Diego y

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