“Cuando cumplí 40 años decidí regalarme una mastografía ”, cuenta Denisse, con la serenidad de quien aprendió a mirar la vida distinto.

Lo hizo sin síntomas ni molestias, solo por precaución . Esa mañana acudió a Salud Digna antes de ir al trabajo y a las nueve, mientras daba clases, recibió una llamada donde le pidieron regresar de inmediato.

Me dijeron que habían encontrado algo maligno y que debía hacerme una biopsia”, recuerda.

Su caso, como el de miles de mujeres, fue un camino lleno de dudas médicas, consultas y diagnósticos contradictorios donde durante meses, su ginecólogo le aseguró que lo que sentía era “fibrosis”, algo “muy menor”.

Once meses después, una de las autoexploraciones diarias lo cambió todo.

“Sentí otra bolita, distinta, y algo dentro de mí me dijo q

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