La banda sonora que acompaña cualquier visita al taller de Capitán Denim proviene de la variada maquinaria que se necesita para dar vida a un único pantalón. Una melodía muy similar a la que empezó a sonar en el hogar de Juan González y su familia cuando, en los años 70, sus padres se hicieron con una máquina de tricotar.
Han pasado casi cinco décadas en las que la ropita de bebé y los jerséis se han transformado en distintas prendas vaqueras, y la pequeña habitación se ha convertido en una gigantesca nave. Pero la mecánica música sigue sonando en Madrigueras, Albacete, el sitio donde todo empezó y donde continúa al completo su producción.
“Desde el principio lo tuvimos claro: nuestro objetivo es fabricar aquí con gente de aquí”, resume Juan. Con la crisis de 2008 muchas empresas de moda