Las relaciones entre Colombia y Estados Unidos están en un punto crítico. Los presidentes Donald Trump y Gustavo Petro han intensificado sus enfrentamientos, especialmente en redes sociales, en torno al narcotráfico y la presencia militar estadounidense en el Caribe. Desde agosto, Estados Unidos ha desplegado fuerzas militares en aguas cercanas a Venezuela y Colombia, llevando a cabo operaciones que han resultado en al menos 32 muertes, lo que Petro ha calificado como "asesinatos".

Trump confirmó un ataque a un narcosubmarino en el Caribe, afirmando que la embarcación transportaba principalmente fentanilo y que dos de los cuatro narcotraficantes a bordo fueron abatidos. En respuesta, Petro expresó su satisfacción por la supervivencia de un colombiano detenido en el incidente, asegurando que será procesado conforme a la ley.

La situación se agravó cuando Petro denunció que un ataque estadounidense en aguas colombianas resultó en la muerte de un pescador, acusando a EE.UU. de violar la soberanía colombiana. "Funcionarios del Gobierno de EE.UU. han cometido un asesinato", escribió en redes sociales, exigiendo explicaciones y protección para la familia de la víctima.

Trump, por su parte, acusó a Petro de ser un "líder del narcotráfico" y anunció la suspensión de toda ayuda y subsidios a Colombia. "A partir de hoy, ni estos pagos ni cualquier otra forma de pagos o subsidios seguirán siendo enviados a Colombia", declaró. Además, Trump criticó la gestión de Petro, afirmando que el narcotráfico es el negocio más grande del país y que el presidente no ha hecho nada para detenerlo.

En medio de este conflicto, el senador republicano Lindsey Graham anunció que Trump podría imponer altos aranceles a Colombia como medida de presión. Trump confirmó que se anunciarán nuevos aranceles, lo que podría tener un impacto significativo en la economía colombiana, especialmente en sectores como el café y las flores, que son cruciales para el país.

La crisis no es nueva; se ha gestado durante meses, pero el reciente ataque a la embajada estadounidense en Colombia ha llevado la situación a un nuevo nivel. La embajada ha aumentado sus medidas de seguridad, y el embajador ha cancelado sus vacaciones para permanecer en el país en este momento delicado.

Analistas advierten que la alineación de Petro con el régimen de Maduro y su postura frente a la política antidrogas de EE.UU. han complicado aún más las relaciones. La reciente vuelta a la doctrina de la guerra contra las drogas por parte de EE.UU. choca con la política de paz total de Petro, que busca no criminalizar a los campesinos cocaleros y evitar la extradición de líderes criminales.

La situación actual plantea un desafío no solo para Petro, sino para toda Colombia, que podría enfrentar consecuencias económicas severas si se implementan los aranceles anunciados. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos, que podrían tener repercusiones significativas en la política y la economía del país sudamericano.