Durante más de una década, científicos dedicados al estudio de Marte permanecieron perplejos ante una pequeña anomalía registrada por un espectrómetro orbital. Todo comenzó con un número: 2,236 micras , un pico de luz que no coincidía con ningún mineral conocido en el registro marciano.

Parecía un simple dato perdido en la inmensidad de las mediciones, sin embargo, ocultaba un secreto mayor: algo en la superficie reflejaba la luz de una manera imposible de explicar con el conocimiento existente.

Un estudio publicado en Nature Communications , arrojó luz sobre este misterio . Tras años de experimentos, análisis y comparaciones minuciosas, los científicos identificaron el responsable de esa firma espectral única: el hidroxosulfato férrico (Fe³⁺SO₄OH) .

Este mineral

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