Francia continúa conmocionada por el robo de ocho joyas históricas de la corona francesa en el Museo del Louvre , un episodio que ha dejado al descubierto graves deficiencias en la seguridad de una de las instituciones culturales más emblemáticas del país, de Europa y del mundo. El robo, perpetrado por cuatro individuos en tan solo siete minutos, ha encendido todas las alarmas sobre la gestión de un museo que, a pesar de ser un símbolo universal, sufre infraestructuras envejecidas, falta de personal y saturación de visitantes. Además, se ha puesto en cuestión el papel del Estado en la protección del patrimonio nacional.
Las primeras investigaciones indican que los ladrones aprovecharon puntos vulnerables conocidos desde hacía tiempo. Según fuentes del Tribunal de Cuentas, en los