El sector agrícola de Michoacán se encuentra de luto y conmovido tras el asesinato de Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán.
El cuerpo de Bravo Manriquez, fue localizado en el interior de su vehículo con impactos de bala o en el camino a Los Tepetates, Apatzingán.
El citricultor era mucho más que un empresario; la voz de Bernardo se habría convertido en un estandarte defensor y crítico ante la extorsión y la violencia del crimen organizado que azota a la región de Tierra Caliente.
El impacto de su muerte se intensifica al considerar sus últimas declaraciones públicas pues Bravo hizo uso de sus cuentas oficiales de redes sociales y plataformas de comunicación para denunciar la crisis que asfixia al campo en México, particularmente