Vaya por delante que a todas las naciones de la tierra les conviene el fin de las guerras de Gaza y de Ucrania. Sin embargo, los esfuerzos de Trump para poner fin a ambos conflictos han merecido una acogida muy diferente de la comunidad internacional.

Así, el plan de Trump para Gaza, cuyo cumplimiento exigirá toda la presión que quizá solo el magnate republicano es capaz de aplicar sobre ambos bandos, ha sido aplaudido por el este y el oeste, el norte y el sur, países cristianos y musulmanes, democracias y tiranías. La única excepción es la de la izquierda radical que, en España, denuncia el plan como una imposición… y, a la vez, se pone una medalla por haber obligado a Israel a aceptarlo con las manifestaciones que organizó en muchas de nuestras ciudades.

Frente al aplauso casi unánime

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