El cierre del Gobierno de Estados Unidos, que se ha convertido en el segundo más largo de la historia, continúa sin vislumbrarse una solución. Los demócratas, en un intento por movilizar a sus votantes, se encuentran en una lucha desesperada, mientras que los republicanos se apegan a su base. El presidente Donald Trump, a quien se le atribuye ser un gran negociador, parece desconectado de la situación actual.

A medida que se prolonga el cierre, los costos se incrementan. Cientos de miles de empleados públicos están suspendidos y miles más han sido despedidos. Este lunes, la mayoría de los especialistas que supervisan el arsenal nuclear en la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NSA) recibieron notificaciones de suspensión. Además, se ha reportado una creciente escasez de personal en el control de tráfico aéreo, lo que podría llevar a restricciones de viaje si el impasse persiste hasta el Día de Acción de Gracias.

La situación es crítica para 42 millones de estadounidenses que dependen de apoyo nutricional, el cual está a punto de expirar. A pesar del sufrimiento que enfrentan los empleados federales, así como los ciudadanos que dependen del Gobierno, los líderes de ambos partidos no han mostrado la suficiente urgencia para negociar una reapertura. Tres semanas después del cierre, la dinámica se ha estancado en un ciclo de culpas mutuas.

Los demócratas han utilizado el cierre como plataforma para exigir que los republicanos extiendan los subsidios mejorados de la Ley de Atención Médica Asequible. Hakeem Jeffries, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, afirmó: "Este es el día 20 del cierre gubernamental impuesto por Trump y el Gobierno permanece cerrado porque los republicanos no tienen ningún interés en brindar atención médica asequible a los estadounidenses comunes".

Sin embargo, los republicanos se niegan a negociar los subsidios hasta que el Gobierno se reabra, lo que limita la influencia de los demócratas. Las propuestas de algunos progresistas para extender los subsidios parecen poco realistas en este contexto. Los senadores demócratas centristas, que podrían buscar una salida, se han visto complicados por las protestas contra Trump, lo que dificulta cualquier acuerdo que pueda parecer una rendición ante el presidente.

Chuck Schumer, líder de la minoría del Senado, expresó en un podcast: "¿Cuál es la salida? ¡Trump!". A pesar de los intentos de los demócratas de distanciar a Trump de los republicanos, estos esfuerzos han fracasado. Se espera que Trump se reúna con senadores republicanos en la Casa Blanca, lo que podría reforzar la unidad del partido.

Mientras tanto, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha criticado a los demócratas, acusándolos de llevar a cabo la maniobra política más egoísta y peligrosa en la historia del Congreso. Sin embargo, Johnson enfrenta el dilema de cómo eludir la responsabilidad por el aumento de las primas del Obamacare si los subsidios expiran.

Durante el fin de semana, los republicanos han mostrado disposición a dialogar sobre una solución, pero solo si el Gobierno se reabre. La senadora Katie Britt declaró: "He dicho que estoy totalmente dispuesta a dialogar, pero no vamos a extender un programa plagado de fraude, despilfarro y abuso".

A medida que las conversaciones se estancan, los juegos políticos se intensifican en el Capitolio. Johnson ha mantenido la Cámara en un estado de inactividad, argumentando que sus miembros cumplieron con su deber al votar a favor de financiar temporalmente al Gobierno. Sin embargo, se niega a permitir que la Cámara participe en cualquier otra actividad hasta que el Gobierno vuelva a abrir.

En este contexto, los demócratas argumentan que, aunque el cierre es terrible, están luchando por extender los subsidios a la atención médica para aliviar una miseria aún mayor. La situación en Washington, bajo la administración de Trump, parece haber mitigado parte de la presión política que normalmente acompaña a los cierres gubernamentales. Sin embargo, la falta de un acuerdo claro y la continua inacción podrían llevar a consecuencias más graves para los ciudadanos estadounidenses en el futuro cercano.