Entre advertencias sobre los riesgos crecientes que enfrentan el periodismo y la libertad de expresión en el continente, concluyó el domingo en República Dominicana la 81ª Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Más que una cita institucional, fue una suerte de espejo donde los medios latinoamericanos se miraron con inquietud: el reflejo es el de un oficio cada vez más asediado.

El presidente dominicano, Luis Abinader, dio un mensaje que pareció contradecir la tendencia regional. Ratificó su apoyo a la labor periodística con la firma de la Declaración de Salta II, actualizada el año pasado en Córdoba, que reafirma la defensa de la libertad de expresión en la era digital. “Un gobierno que teme a la prensa –dijo– teme a la verdad, y un gobierno debe proteger a la gen

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