Unos mensajes en el móvil de Isak Andic, clave para poner el foco policial en su hijo
Barcelona Si el teatro contemporáneo tiene dos caminos —el de las obras en las que pesa el texto y el de los espectáculos donde el motor es el imaginario visual—, Lucia del Greco (Roma, 1992) siempre elige el segundo. La creadora italiana es uno de los valores jóvenes más consolidados de la escena catalana. Quien haya visto anteriores creaciones —como Los encantados (2023), Pura pasión (2024) o Mátame psicosis (2025)— sabe que propone adentrarse también en un universo único y cautivador que lleva a los espectadores hacia lugares insospechados. Las creaciones de Lucia del Greco son lo más alejado a una adaptación exacta y precisa de un texto. Y esto es, justamente, lo que ha hecho ahora con l