
Estalla la indignación en Llucmajor. Los vecinos se rebelan contra una banda de ladrones asentados en una autocaravana. El municipio vive días de máxima tensión. Lo que comenzó como un rumor sobre una autocaravana abandonada junto al campo de fútbol Toni Roses se ha convertido en el epicentro de la indignación de un barrio unido. Un grupo de residentes denuncian que un varios de rumanos con numerosos antecedentes por robos y asaltos ha decidido establecer allí su residencia, generando una sensación de inseguridad, miedo y frustración en todo el barrio.
La autocaravana, situada en un descampado de tierra en la calle Antoni Galmés —a la altura de un conocido parque acuático—, se ha transformado en el símbolo de una situación que los vecinos califican de «insoportable». Según fuentes municipales, los ocupantes del vehículo han sido empadronados oficialmente, cumpliendo con la normativa vigente, lo que ha provocado un auténtico estallido de indignación entre los residentes.
«Nos sentimos desprotegidos. Roban, los detienen y a los dos días están otra vez aquí, como si nada», comenta una vecina que prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias. «Y encima están empadronados, como si fuera su casa legal. Es un sinsentido».
Cansados de promesas vacías y de la creciente inseguridad, los vecinos han comenzado a organizar concentraciones diarias frente a la autocaravana. A partir de las ocho de la tarde, el pequeño aparcamiento de tierra se llena de residentes que gritan consignas y exigen que se tomen medidas inmediatas.
«Queremos seguridad, no papeles para delincuentes» , se escucha entre los manifestantes, que aseguran estar hartos de vivir con miedo. La Policía Local de Llucmajor y la Guardia Civil siguen muy de cerca la situación. Según fuentes cercanas, en la última semana los ocupantes de la autocaravana fueron detenidos hasta en dos ocasiones por presuntos robos en viviendas y vehículos, aunque quedaron en libertad poco después. Las fuerzas de seguridad reconocen que mantienen una vigilancia discreta en la zona para evitar enfrentamientos, pero admiten que la situación «podría desbordarse en cualquier momento».
«Estamos haciendo todo lo que la ley permite» , aseguran fuentes municipales. «La autocaravana está en terreno público y, mientras no haya una orden judicial o una infracción grave, no se puede retirar por la fuerza». Para muchos vecinos, las explicaciones oficiales ya no bastan. «Nos sentimos totalmente abandonados . Vivimos con miedo, mirando por la ventana a cada ruido que escuchamos», dice otro residente. «No es normal que haya que organizar patrullas vecinales para poder dormir tranquilos».
La indignación ha ido en aumento en redes sociales, donde circulan vídeos y mensajes denunciando la situación. El Ayuntamiento de Llucmajor se enfrenta a una tormenta política. Los vecinos piden explicaciones por el empadronamiento de los presuntos delincuentes y reclaman medidas urgentes y contundentes para garantizar la seguridad ciudadana. Sin embargo, el argumento legal no convence a los vecinos, que ven en ello una burla. «¿Cómo es posible que se empadrone a gente que vive en una caravana que ni siquiera es suya?», se pregunta una residente indignada.
La tensión crece día tras día. Las autoridades temen que la protesta vecinal pueda derivar en un conflicto abierto si no se encuentra una solución rápida. Mientras tanto, la autocaravana sigue allí, convertida en el símbolo del hartazgo ciudadano y la sensación de inseguridad que se ha apoderado de Llucmajor. «Solo queremos recuperar la tranquilidad de antes», resume un vecino. « Esto no es una guerra, pero si nadie hace nada, puede acabar siéndolo».
La indignación vecinal continúa creciendo y las concentraciones podrían multiplicarse si las autoridades no toman cartas en el asunto en los próximos días.
Vídeo: Llucmajor Televisión