Mario Draghi , el entonces presidente del Banco Central Europeo, pronunció la frase "haré lo que sea necesario" y "créanme, será suficiente" , el 26 de julio de 2012, durante el momento más crítico de la crisis de la deuda soberana europea. El fantasma de la debacle no alcanzaba solo a Grecia, sino que se extendía a más países del Viejo Continente, como España, Portugal e Italia, entre otros. Sus palabras se dirigieron a preservar la moneda única, el euro, y fueron un punto de inflexión que calmó los mercados.
Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, también pronunció las mismas palabras para frenar la corrida cambiaria que martiriza al gobierno de Milei. No tuvieron el mismo efecto que las de Draghi. La inestabilidad cambiaria y la incertidumbre económica y financie