El vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, aterriza en Tel Aviv con una misión prácticamente imposible: convencer a sus homólogos israelíes de mantener el precario alto fuego con Hamas y comenzar a perfilar el futuro de una Gaza en ruinas.
En Jerusalén Oeste han comenzado las discusiones sobre el día después de una guerra de dos años, mientras en la franja continúan los bombardeos, aunque con una intensidad mucho menor. El ministerio de Salud de Gaza ha contabilizado al menos 97 muertes por ataques israelíes desde el inicio de la tregua el 10 de octubre.
“No habrá botas estadounidenses en Gaza”, prometió el vicepresidente desde Jerusalén
La mano derecha de Donald Trump se une a su equipo mediador en Oriente Medio, formado por el enviado especial Steve Witkoff y el yerno del presid