El descolorido disfraz que grupos políticos poderosos usaron durante muchos años, seguramente, será guardado, luego de las próximas elecciones del año 2026, como un amuleto que volverán a colocar en sus vitrinas de campaña, en un futuro que parecía impredecible e incierto, pero que, a pocos meses de las elecciones, ya lo vemos casi definido.
En el anterior comentario, escribimos que los grupos familiares encubiertos con la elegante denominación de movimientos o partidos políticos, desde que Castillo llegó al poder, ya empezaron a “trabajar”, aprovechando la fragilidad de aquel hombre que no sabía diferenciar entre lo que es ser dirigente de un gremio y lo que significa ejercer el mandato de presidente de Perú. El desconocimiento casi total sobre gobernabilidad, sin haber leído s