En España, la palabra cribado ha pasado de sonar a tecnicismo a convertirse en cisma político. Pero el foco mediático ha sido caprichoso: la tormenta estalló en Andalucía, mientras en Castilla-La Mancha, donde el programa de mamografías estuvo casi cinco meses parado en el área de Talavera, el silencio ha sido casi clínico. En Andalucía, la Junta reconoció fallos en la comunicación de resultados dudosos a unas 2.300 mujeres. Un error gravísimo que provocó la dimisión de la consejera de Salud y del jefe del SAS. El Gobierno pidió perdón, activó un plan de choque y anunció refuerzos: 119 profesionales de ellos, 65 radiólogos, 12 millones de euros para revisar casos y ampliar turnos, además de extender el cribado a mujeres de 45 a 75 años. Crisis, sí; pero también responsabilidad y reacción i

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