Junts sabe que el Gobierno de Pedro Sánchez está en sus manos y que una situación como esta sólo se da una vez en la vida. Por eso lleva desde los acuerdos de investidura practicando y perfeccionando las técnicas más descaradas del chantaje. Ha hecho una costumbre de la amenaza de hacer saltar la mayoría que sostiene al Ejecutivo y propiciar, por esa vía, una moción de censura que supondría un cambio de inquilino en el Palacio de la Moncloa y, teóricamente, la convocatoria inmediata de elecciones. Hasta ahora no lo ha hecho. Es consciente de que tiene mucho más que perder que ganar y apura los márgenes desde el convencimiento de que así consolida una influencia a la baja en Cataluña. Esta vez ha bastado una frase de su portavoz en el Congreso, la diputada Míriam Nogueras, en la que afirmab

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