En contextos de alta volatilidad política, económica o institucional, la incertidumbre deja de ser un simple ruido de fondo para convertirse en un factor determinante que modifica decisiones reales con mayor rapidez. La influencia de la incertidumbre no se limita a los mercados financieros, sino que también impacta en la inversión, el consumo, el empleo y el crédito.

La incertidumbre económica implica la imposibilidad de prever variables clave como precios, tipo de cambio, inflación, regulaciones, impuestos o acceso a divisas. Cuando el futuro se vuelve impredecible, la inversión se estanca . A mayor incertidumbre, aumenta la volatilidad esperada y, en consecuencia, las empresas adoptan una postura de “esperar y ver”.

Este clima paraliza: las compañías postergan decisiones de crecimien

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