Luego de infructuosas reuniones en el Ministerio de Trabajo y del incumplimiento patronal de la conciliación obligatoria, ingresaron a la planta el jueves y desde entonces permanecen allí con el apoyo de sus vecinos. Son cincuenta y dos familias que quieren conservar sus puestos de trabajo y cobrar en tiempo y forma.

Fue ayer cuando recibieron la noticia de que querían desalojarlos. Aún no llovía, pero el cielo empezaba a teñirse de gris. Era viernes, el segundo día en que los trabajadores de Acerías Berisso reclamaban desde adentro de la fábrica para no perder ningún puesto de trabajo y que les paguen los sueldos adeudados. El portón estaba intervenido por carteles hechos a mano alzada en donde podía leerse “Regulen los pagos”, “Trabajadores en huelga” y “familias en la calle nunca más”.

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