La reciente inclusión del presidente colombiano Gustavo Petro, su esposa Verónica Alcocer, su hijo Nicolás Petro Brugos y el ministro del Interior, Armando Benedetti, en la Lista OFAC de Estados Unidos ha generado un gran revuelo. Marco Rubio, secretario de Estado de EE.UU., explicó que la decisión no busca afectar la economía de Colombia ni castigar a su población. “No queremos afectar la economía colombiana ni castigar a la población por las acciones de un líder que no refleja lo que realmente representa Colombia”, afirmó Rubio.
Rubio también aclaró que la decisión sobre posibles aranceles recae exclusivamente en el presidente Donald Trump. En un informe de AmCham Colombia, se destacó que las sanciones se deben al comportamiento del presidente Petro, especialmente tras sus declaraciones en Nueva York, donde instó a soldados estadounidenses a desobedecer órdenes. “Verlo en Nueva York con un megáfono pidiendo a las tropas de la Guardia Nacional que desobedezcan órdenes fue completamente inaceptable”, subrayó Rubio.
El secretario de Estado enfatizó la distancia política entre Petro y la institucionalidad colombiana, indicando que el presidente “no refleja la realidad política ni el espíritu de cooperación que tradicionalmente ha caracterizado a Colombia”. Además, calificó de “errático y contraproducente” el liderazgo de Petro, aunque aseguró que la relación entre EE.UU. y Colombia sigue siendo sólida, tanto con sus instituciones democráticas como con su sector empresarial y de defensa.
Rubio destacó que la decisión de imponer sanciones individuales, en lugar de medidas económicas, busca evitar daños a la economía colombiana y proteger la relación bilateral. Según AmCham, las sanciones responden a la falta de cooperación de Petro en temas de lucha contra las drogas, un asunto prioritario para Washington.
El secretario de Estado también subrayó que la decisión no pretende interferir en la política interna de Colombia, sino enviar un mensaje claro sobre el respeto a la soberanía estadounidense. Rubio reiteró su apoyo a los colombianos que creen en la democracia y en el trabajo conjunto con EE.UU.
Finalmente, Rubio descartó que se trate de una confrontación entre ambos países, enfatizando que “esto no es Estados Unidos contra Colombia”. Aseguró que la relación bilateral seguirá siendo “una alianza estratégica, basada en la cooperación, la confianza y los valores compartidos”, y que EE.UU. “seguirá del lado del pueblo colombiano, más allá de coyunturas políticas temporales.”

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