La tensión entre Gustavo Petro y el gobierno de Estados Unidos no inició el domingo pasado, cuando el presidente Donald Trump le dijo que era un “líder del narcotráfico”. Tampoco, cuando el mandatario colombiano le dijo al ejército de ese país, con un megáfono en una calle de Nueva York, que desobedeciera al magnate republicano. Menos, días antes por la descertificación parcial de EE. UU. a Colombia en su lucha contra el narcotráfico. Incluso, no inició en enero de este año cuando ambos presidentes tuvieron una pelea por la deportación de migrantes indocumentados que por poco rompe las relaciones con quien era —o sigue siendo, a pesar de todo— el aliado histórico más importante de Colombia en materia de cooperación económica y militar.

El verdadero inicio viene desde la campaña presidenci

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