Si el de Linkin Park no es el concierto del año, pega en el palo. Como mínimo competirá por ese honor. Lo indudable es que fue uno de los más felices. Eso se vio en la cara de la gente, en los abrazos que se dio con su combo , en la energía de sus cantos, sus brincos y sus pogos.
En el Vive Claro, la noche del 25 de octubre de 2025, la banda renacida dejó un regreso bogotano precioso a nivel emocional y avasallador desde la experiencia sensorial que desplegó. Fue un concierto, pero sobre todo fue una ceremonia rockera del siglo XXI, con incontables himnos que estallaron y pantallas que rompieron el canon tradicional, aprovechadas para gran efecto. A nivel general, el espectáculo usó paletas de color o muy bellas o muy interesantes y juegos entre los láser y las pantallas que hici

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