“Rechifla’o en mi tristeza, te evoco y veo que has sido. De mi pobre vida paria, sólo una buena mujer. Tu presencia de bacana puso calor en mi nido. Fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido. Como no quisiste a nadie, como no podrás querer”, decía la primera estrofa de la letra que Celedonio Flores le presentó a Carlos Gardel allá por 1920 . El Zorzal Criollo la leyó . Era el lunfardo argentino en su máxima expresión. Y la historia hablaba de un compadrito y su dolor por una historia de amor del pasado que, según creía, había quedado Mano a mano .
Estaba claro que tenía frente a sus ojos un tango con todas las letras. Bien porteño. Pero había algo que le hacía ruido. Y es que, para entonces, el poeta tenía apenas 24 años. Era demasiado joven como para haber vivido la e

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