La última función de Ellas son Tango , la obra dirigida por Andrea Ghidone, en Origami terminó con el público de pie y una sala que no bajaba del todo la energía. Habían sido tres noches seguidas, pero esa velada tenía un público muy especial que había sido invitado a conciencia. Entre los espectadores estaban: Natasha, la hija de Andrea; los tres hijos de Pablo Otero, la pareja de Ghidone; familiares de la bailarina que habían viajado desde Uruguay; y figuras del ambiente como Carmen Barbieri, Carolina Papaleo y José María Muscari, quienes horas después serían testigos de un momento muy importante. El clima no era de gala ni de fiesta, sino de algo más. Entre el frenesí de la puesta en escena y la emoción de tener a los seres queridos que cruzaron el charco para acompañarla, A

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