De acuerdo con la empresa Carglass , especializada en la reparación de vidrios y parabrisas, el principal enemigo de la pintura es la radiación ultravioleta (UV) . Esta incide de manera directa sobre la superficie del vehículo y, dependiendo del color, puede acelerar su desgaste.
Los colores oscuros , como el negro o el azul marino, absorben más luz solar , lo que provoca que la pintura se caliente y se degrade con mayor rapidez. Con el tiempo, esto se traduce en decoloración, pérdida de brillo e incluso desprendimiento de la capa protectora .
En cambio, los tonos claros reflejan mejor la luz del sol , ayudando a mantener temperaturas más bajas y reduciendo el daño causado por los rayos UV.
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