El pasado 16 de octubre, los cielos estrellados de las Islas Canarias se iluminaron con una espectacular bola de fuego que cruzó el firmamento de sur a norte. No era un meteorito, era un satélite chino que hasta hace unos días había sido un completo misterio.
Un misterio llamado XJY-7. Desde su lanzamiento en diciembre de 2020, como parte del vuelo inaugural del cohete Larga Marcha 8 , el Xinjishu Yanzheng-7 había sido una incógnita. China lo describió oficialmente como un "satélite de verificación de nuevas tecnologías".
Aparte de un render borroso, el mundo no conocía casi nada sobre su configuración, propósito o capacidades. Y aunque su reentrada fue una noticia en sí misma , la verdadera noticia es que, justo antes de desintegrarse, una compañía australiana consiguió fotografiar

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