Advertencia: Esta historia contiene detalles de fluidos corporales, muerte y violencia que algunas personas pueden encontrar perturbadores.

No es un trabajo para aprensivos.

El limpiador extremo Ben Giles lleva 25 años perfeccionando la técnica de eliminar cualquier mancha causada por derrames, cortes y explosiones en escenas de crímenes.

Cuando Ben, de 49 años, empezó limpiando ventanas en un pequeño pueblo del oeste de Gales, jamás imaginó que se convertiría en un negocio multimillonario tras descubrir, por casualidad, que podía cobrar un precio muy alto por limpiar los rastros de un cuerpo destripado o una bañera llena de heces.

“La bañera estaba completamente al ras de la parte superior con heces, el inodoro estaba lleno de heces, la cocina estaba asquerosa, el suelo se movía con p

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