Abraham Lincoln (1809-1865) ya lo advirtió: «No podéis otorgar la fuerza al débil debilitando al fuerte; no podéis ayudar al pobre arruinando al rico». Carles Puigdemont intenta tomar resuello ante su rival ultranacionalista Sílvia Orriols. Rompe con el Gobierno, pero con fuegos de artificio. Dejará de apoyarlo, pero no lo tumbará. A partir de ahora, Junts, votará más veces con el PP en el Congreso para incordiar a Sánchez. Le impedirá aprobar casi todas sus iniciativas, pero no pasará a mayores y lo hecho, hecho está. Puigdemont, por ejemplo, facilitó que saliera adelante la propuesta de sus rivales de ERC de creación del «Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas». Todo para evitar que Madrid fuera una especie de «aldea gala fiscal» sin impuesto de patrimonio, un gravamen

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