Cada generación considera que vive una era sin precedentes, con desafíos únicos. Sin embargo, una y otra vez se repiten patrones y motivaciones que han debilitado y destruido civilizaciones o, por el contrario, las han fortalecido y llevado a prosperar. Aprender del pasado requiere reconocer sus simetrías y resonancias .

Un ejemplo fundamental es la evolución del poder mundial. Cuando una potencia dominante se enfrenta a dos rivales, suele triunfar el que evita el conflicto directo con la potencia principal. A fines del siglo XVIII, Gran Bretaña prevaleció sobre los Países Bajos , potencia dominante del período, mientras Francia , que eligió la guerra, nunca llegó a convertirse en superpotencia. A comienzos del siglo XX, Estados Unidos se impuso sobre el Reino Unido en gran me

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