Los 9,3 millones de votos que Javier Milei obtuvo en las elecciones del domingo no lograron calmar las tensiones internas en el Gobierno argentino. A pesar del triunfo de La Libertad Avanza (LLA) con un 40,6% de los votos, la situación en Casa Rosada se mantiene tensa. El resultado electoral, aunque positivo, ha generado una dilatación en la toma de decisiones dentro del Gabinete, que se encuentra dividido por luchas internas.

El presidente Milei intentó apaciguar las disputas al presentar públicamente a Karina Milei y Santiago Caputo, a quienes describió como “dos colosos”. Este enfrentamiento ha trascendido la familia Menem, quienes han sido señalados como responsables de varios problemas políticos y judiciales que han afectado al Gobierno en los últimos meses. En el entorno de los Menem, se respiró un aire de alivio tras los resultados electorales, lo que sugiere una reivindicación de su estrategia electoral, a pesar de las críticas recibidas.

En las semanas previas a la elección, se había especulado que el resultado podría llevar a una reestructuración del Gabinete. Milei había alimentado estas especulaciones al confirmar que su consultor principal tendría un “rol central” en el nuevo esquema de poder. Esta declaración desató una serie de especulaciones sobre el control del equipo ministerial, que continuaron incluso después de la elección.

El sábado, Caputo se reunió con el presidente en Olivos, donde se discutió un rediseño del equipo de ministros. Sin embargo, las versiones sobre el resultado de esa reunión no fueron alentadoras. El domingo, Milei y Caputo se volvieron a encontrar antes de los festejos, y el presidente ofreció un discurso conciliador, excluyendo solo al kirchnerismo de su llamado a construir acuerdos parlamentarios.

Milei también agradeció a varios miembros de su equipo, incluyendo a Manuel Adorni, quien podría regresar al Gabinete, y al saliente canciller Gerardo Werthein, que renunció con críticas hacia Las Fuerzas del Cielo. En una declaración posterior, el presidente afirmó que “el gabinete se va a construir a la luz del nuevo Congreso”, lo que sugiere que los cambios podrían demorarse hasta el recambio parlamentario, a diferencia de lo que se había anticipado internamente. La incertidumbre sobre el futuro del Gabinete y la lucha por el control del poder continúan en el aire, mientras el Gobierno intenta estabilizarse tras las elecciones.