Una cereza se desliza por una pantalla, en cuyo margen inferior derecho hay un plato. Frente a ella, María José Francos, usuaria con parálisis cerebral de Aspace Coruña. La pantalla está conectada a un ordenador portátil. María José lleva puesta una gorra con un sensor que capta sus movimientos y envía esa información a un software instalado en el ordenador. Si gira la cabeza hacia la derecha, la cereza se aproxima al plato. Cuando ve que esto sucede, repite esa acción. A su lado, Rubén Carneiro, fisioterapeuta del departamento de Rehabilitación de la residencia de la entidad, va modificando el juego (cambia el tipo de fruta, su velocidad, el feedback sonoro y otros parámetros), in situ, para aumentar la «motivación» de María José. «Muchos de nuestros usuarios no tienen la capacidad p

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