Han pasado 365 días desde que Susana Torres, su marido, Julián Villaescusa, y sus hijos, Enrique y Ana María, vieron cómo la dana que azotó Valencia les arrebataba todo, incluso a un miembro de su familia. Ahora viven en Villaviciosa, en Asturias , donde encontraron «una nueva oportunidad».
Ha transcurrido un año, pero lo sienten «como si hubiese sido ayer». El 29 de octubre de 2024 no sólo perdieron sus propiedades, sus negocios y sus recuerdos de toda una vida, sino lo que más sufrimiento les produjo: al padre de Julián.
Por mucho que pasen los días, el dolor sigue intacto y se lleva «como se puede, vamos tirando poco a poco». El recuerdo del suegro de Susana está más presente que nunca. «Pobrecito mi suegro, tan bueno que era», lamenta, emocionada.
Julián también era el nombre de

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