Sanae Takaichi es una política de 64 años y muy de derechas que sin embargo tocaba la batería en un grupo de heavy metal. Bastaría para desorientar a cualquiera, por lo que el aire algo desorientado de Donald Trump, este martes en Tokio -agravado quizás por el jetlag- está excusado. Como se le perdonaron en la tarde de ayer sus repetidos y campechanos toques en la espalda al emperador de Japón, Naruhito, al poco de aterrizar.

Hoy era la primera ministra Sanae Takaichi quien una y otra vez le indicaba al presidente estadounidense la dirección a seguir en el palacio de invitados de Akasaka. Aunque la brújula de Tokio, al fin y al cabo, hace 80 años que marca la dirección de Washington. De reforzar el “made in USA” se habla estos días en Japón y se seguirá hablando, el jueves y el viernes en

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