La elevación a los altares de nuestros dos santos ha permitido, una vez más, verificar la miserable naturaleza de la dictadura chavista, de sus agentes y, en especial, del usurpador Nicolás Maduro Moros. Si alguien aún abrigaba alguna duda, la infame agresión de este fin de semana contra el cardenal Baltazar Porras Cardozo la disipa de manera irrefutable. Pretendieron utilizar, para sus bastardos intereses politiqueros, los actos religiosos de celebración por tan importante acontecimiento, y nuestra Iglesia no se los permitió. De ahí surge la baja venganza de Maduro contra nuestro querido cardenal.

La camarilla roja, desde el mismo momento en que instauró el llamado Socialismo del Siglo XXI, ha intentado someter a sus intereses a la Iglesia católica, a su feligresía, a sus sacerdotes y se

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